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martes, 11 de noviembre de 2014

6 clásicos juegos de salón.

Antes de partir: para certificar la calidad de estos juegos, hemos participado de cada uno de ellos con entusiasmo para ser fieles a nuestro espíritu.


1. Nunca, nunca.

Básico. Juego completamente recomendable para romper el hielo con gente que no conoces mucho; si los conoces, entonces para saciar tu morbosidad. Siempre comienza tímidamente con un “ay, no se me ocurre nada” (cuando en realidad, quieren preguntarlo todo) y al final te terminas enterando de cosas incómodas como infidelidades, sexo en lugares raros, bacanales de alcohol, pérdidas varias de dignidad o cosas desagradables como que te recomienden levantarte inmediatamente del sofá donde estás jugando ‘Nunca, nunca’ por alguna extraña historia de la que te acabas de enterar.

Factibilidad de emborracharse: Mientras más estupideces hayas hecho en la vida, más fácil te curarás.
Recomendaciones: jugar con gente que no conoces; juego ideal cuando no hay cartas ni vasos ni tablero ni mesa, sólo copete y un turbio historial de vida.

2. Pirámide.

No, no se trata de esas pirámides financieras que terminan en desfalcos al fisco y deudas millonarias por dinero que nunca llegó, sino la Pirámide etílica -que igual te puede dejar en bancarrota por hacer alguna estupidez estando borracho.
Sobre una superficie se hace una pirámide de cartas boca abajo como lo muestra la imagen lateral, considerando que los shots en juego son el número de cartas por línea (si hay una base de 4 cartas, cada carta vale 4 shots). Luego se reparten 4 cartas a cada futuro borracho, quien no las puede compartir ni mostrar al resto.
Partiendo de la cima, se dan vuelta las cartas. Si

tu número coincide con el de la carta de la pirámide, entonces puedes regalar un shot a criterio tuyo. Así, lo mismo con el resto de los pisos de la pirámide.
Existen modalidades distintas que intercalan shots para regalar con shots para tomar

Factibilidad de emborracharse: Altísima. Un juego rápido, sencillo y mortal.
Recomendación: jugar con personas que tengan un hígado de repuesto en un cooler.

3. Vikingo.


Imagínense que están con sus amigos en torno a una mesa. Ya, perfecto. Ahora imaginen que son aguerridos vikingos a borde de su embarcación. Cada vikingo necesita de la ayuda de sus compañeros laterales, quienes remarán cada uno a su lado (si están a la izquierda, remarán hacia afuera… Vamos, un poco de imaginación). Ahora enumérense en orden hasta dar la vuelta -suponiendo que están sentados en círculo y son diez personas-. Entonces, el vikingo #1 parte remando hacia adelante, mientras el vikingo #2 rema hacia su derecha y el vikingo #10 (sentado a tu izquierda) hace lo mismo pero hacia la izquierda. ¿Vamos entendiendo?
Ya, la gracia es que tienes que pasar la embarcación a otro trío de personas, entonces -mientras tú y tus laterales reman- dices “Vikingo #1 llamando a Vikingo #6″, por ejemplo. Entonces vikingo #6 rema hacia adelante, mientras vikingo #4 y #5 reman hacia los lados. ¿Se entiende? Bacán, ésa es la lógica y los vikingos se van pasando el cacho entre todos hasta que alguien se equivoca y obligan a tomar al trío de giles una cantidad de copete acordada de antemano.

Factibilidad de emborracharse: Mientras más descoordinado seáis, más posibilidades de hundir tu embarcación… y tomar.
Recomendación: jugar con mucha gente. Si no, no tiene brillo alguno.

4. Cultura Chupística.


La lógica de la Cultura chupística es tan simple que ahí radica su encanto: se elige un tema al azar (“apodos mamones a tu pareja”) y los jugadores en torno a una mesa van aportando respuestas (“chanchito”, dirá uno; “mi chanchito”, dirá el siguiente). Quien falla o repite respuesta o no responde (generalmente se dan 5 segundos de plazo), entonces bebe un shot de alcohol.
El juego se va complejizando a medida que los participantes se emborrachen y pierdan resistencia, memoria, creatividad o simplemente les baje el sueño.

Factibilidad de emborracharse: Mientras más tarado seáis, más posibilidad de responder una estupidez y perder.
Recomendación: armar una lista previa con temas porque sino, arriesgan a que sea un fracaso buscando temas creativos.

5. Cuarto rey.


Junto al Tomanji, se tratan de dos pesos pesados dentro de los juegos de salón para alcohólicos. Cambia de nombre en muchas latitudes, idiomas y climas alrededor del mundo.
¿Cómo jugar? Simple: deben tener cantidades industriales de alcohol para asegurar provisiones, vasos y un mazo de cartas inglesas (gusto personal). Cada jugador debe sacar la primera carta del mazo -no hay derecho a elegir- y cada número (no color, ni pinta) tiene un significado

que varía de cada grupo de jugadores.

A quien le toque un Káiser (K), debe dejar un shot de su copete en un vaso. Quien saque el cuarto rey, bebe todo el copete acumulado y el juego se reinicia, así que acá va la nomenclatura con la que este columnista juega a menudo. No, mentira. Yo no bebo.















* Siete: contando de uno en uno, evitando decir ‘siete’ o cualquier número que lo incluya como cifra (07, 17, 27..) o es resultado de una multiplicación (14, 21, 28..). Quien deba decir ‘siete’, aplaude en silencio e invierte el sentido de turnos.
Factibilidad de emborracharse: Más probable que saberse la tabla del 1 estando sobrio.
Recomendación: jugar con personas comprometidas y que no arranquen apenas les toque tomar por primera vez en el juego y se quejen de todas las penitencias. Maricón es que el se queja.

6. Tomanji.


Madre de todas las batallas. Algo así como el desembarco de Normandía con el hígado en la mano y esquivando shots de vodka, ron y pisco.
Tomanji, de origen porteño, reúne todos los juegos etílicos en un sólo y mítico tablero con 100 casilleros, todos relacionados con alcohol. ¿El objetivo? Llegar a la centena de casilleros y al lograrlo, forzáis a que el resto se toma lo que tenga en el vaso.
La verdad es que ganar es solamente un triunfo moral porque la gracia es hacer tomar al resto durante todo el juego, que dura al menos una hora, y mientras muchos morirán en el camino; tú, aguerrido soldado, lucharás por llegar al casillero 100 a pesar de todos los obstáculos que el tablero te presente. ¿Cómo cuáles? Enumeramos algunas: “Trabalenguas”, “Cultura chupística”, “Vikingo”, “Nunca, nunca”, “Cascada”, “Africano”, “Regala tres sorbos”, “Bebe el más alto”, etc.
Tomanji es más serio de lo que parece -dentro de lo que uno juego etílico puede llegar a ser: tiene un tablero oficial disponible para descargar e imprimirlo en al menos cuatro hojas tamaño carta, además puedes descargar el manual de instrucciones en PDF para evitar los clásicos malentendidos de toda competición.

Factibilidad de emborracharse: La única forma de no emborracharse es no jugando o estar fuera de un radio de dos cuadras del tablero.
Recomendado para: jugarlo con tiempo, dedicación, paciencia y resistencia a la frustración

agradecimientos a www.juegosparatomar.com y a www.taringa.com

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